En los últimos años el país ha enfrentado diversas situaciones que han afectado el proceso educativo tradicional.  Un proceso educativo presencial al cual los puertorriqueños nos hemos acostumbrados desde muy pequeños.  Luego del huracán María, los terremotos y la reciente pandemia las personas han comenzado a tomar en serio una modalidad que desde hace mucho ha estado intentando abrirse camino: la modalidad virtual. Este tipo de enseñanza ha sufrido a través de los años la falta de credibilidad de estudiantes, padres y educadores. ¿Quién iba a pensar que durante este año 2020, la mayoría de los estudiantes en Puerto Rico y alrededor del mundo iban a ser educados virtualmente? ¿Quién iba a pensar que muchos trabajos tendrían que utilizar la virtualidad para adiestrar a sus empleados? ¿Quién iba a pensar que tantas personas iban a tomar cursos y talleres virtuales para “matar su tiempo” mientras estaban encerrados en sus casas? ¿Quién iba a pensar, además, que muchas personas tendrían que aprender rápidamente métodos de educación virtual para poder seguir ganándose el pan?  Es por estas situaciones inesperadas que han surgido y por todas las que van a seguir presentándose que entiendo que esta Certificación de facilitador en línea y diseñador de cursos virtuales es muy necesaria. Toda aquella persona que ama la educación y que cree que es a través de ella que las personas van a poder empoderarse de sí mismos y ser de beneficio a la sociedad debería mantenerse al día en estas nuevas tecnologías que permiten a las personas educarse en el momento y lugar que así lo deseen.

La certificación me ha parecido bien útil.  Los temas que presenta son de relevancia para una persona que se está iniciando en este campo o que requiere de un repaso. Los mismos están divididos de tal manera que el aprendiz va nutriéndose poco a poco de todo lo que implica ser un facilitador y diseñador virtual, partiendo de los temas más simples y continuando con los más complejos.  Una característica importante del curso es que incluye teoría y práctica. La persona termina tomando un curso y creando uno nuevo, partiendo de recomendaciones de expertos en el área. Al crear el nuevo curso, el nuevo facilitador y diseñador que se va formando adquiere conocimiento de las herramientas, pero tiene la libertad para usarlas de acuerdo a su situación particular y a su creatividad.  No hay una exigencia particular de cómo debe ser el curso, hay sugerencias basadas en la literatura y las teorías, el aprendiz le va dando la forma que, como experto en el contenido, desea lograr.

Mi experiencia en el proceso de lograr la certificación fue muy satisfactoria. Al ser un curso autodirigido pude hacerlo en el tiempo y espacio que me resultó menos complicado. Esto fue muy importante para mí porque pude cumplir con las actividades, mientras trabajaba y atendía un hogar lleno de personas encerradas debido a la pandemia. Algo que me gustó fue que el curso contenía recursos en diversos formatos, así que examinar el material no era aburrido, siempre me mantenía activa. Las actividades estaban de acuerdo a lo que desean aprender o repasar.

Recomiendo esta certificación a todo educador. Es muy importante que todo educador tome esta certificación para poder mantenerse actualizado con las nuevas tendencias. No importa si éste piensa que sólo va a tener que trabajar de forma presencial, es importante que vaya integrando estas tecnologías a la enseñanza que brinda a sus estudiantes.  Tomar este curso le sirve para mantener su empleo y tener nuevas oportunidades profesionales. Les sirve, además, para pasar por el proceso de ser un estudiante a distancia y, de esta manera, poder entender a todos los que va a impactar más adelante: sus retos, miedos, dificultades y beneficios. Más importante aún, este curso le sirve para poder preparar a estudiantes con las destrezas necesarias que esta nueva era requiere de todo profesional.

Esta certificación la recomiendo, también, para personas que no son del área de la educación, pero que sirven a otros.  Muchas personas han tenido que recurrir a la virtualidad para poder realizar sus trabajos: bailarines, médicos, vendedores, entre otros.  Todos los oficios y profesiones en algún momento tienen que recurrir a la educación. Un vendedor puede educar a sus clientes en cómo realizar una petición de servicios, tal vez con unos módulos educativos puede ayudar a más personas sin necesidad de ir repitiendo lo mismo cada vez. Lo mismo pasa con las demás profesiones, estas herramientas o procesos educativos les pueden servir en algún momento para reinventar su trabajo y dar un mejor servicio a las personas a las cuales sirven.

Por último, recomiendo esta certificación para todo aquel que, como yo, ya tiene la experiencia como educador virtual u otras certificaciones similares.  Siempre se aprende algo nuevo. Los que estamos inmersos en esta modalidad, donde la tecnología es un factor tan importante, tenemos que mantenernos al día. Las tecnologías van cambiando. Estar en contacto con las experiencias de otras personas o instituciones puede ayudar a ver las cosas desde diversas perspectivas. Esta mentalidad más abierta nos ayuda a mejorar y evaluar los procesos que hemos estado realizando al trabajar con nuestros estudiantes y cursos. Es una manera de crecimiento profesional y de aceptar que no nos lo sabemos todo, que siempre el aprendizaje tiene que estar presente en nuestras vidas para mejorar.